• Grandes autores

    Sonetos del portugués

    “¿Cómo te amo? Déjame contarte las maneras.Te amo hasta la profundidad, la anchura y la alturaque mi alma puede alcanzar, cuando se siente fuera de la vistapara los fines del ser y la gracia ideal.Te amo hasta el nivel de las necesidades más silenciosas de cada día.” — Sonetos del portugués, Elizabeth Barrett Browning

  • Amor-con-sabor-a-mantequilla_microrrelato-de-Akene-Quick_palomitas-tiradas-en-el-suelo
    Relatos cortos

    Amor con sabor a mantequilla

    Se toparon en la fila del cine. Literal.Él venía distraído con su bol gigante de palomitas; ella lo sostuvo antes de que hiciera un espectáculo. Nivel: final alternativo de comedia romántica. —Uy, perdón —soltó él, con cara de “soy funcional, lo juro”.—Todo bien —dijo ella, sonriendo como si tropezarse con extraños fuera su hobby. Por un momento, el aire olía a mantequilla derretida, a nervios tontos… No hubo beso. Ni Instagram. Ni “te llamo”.Solo un “gracias” que quedó flotando con sabor a “esto fue raro, pero cool”. Horas después, los dos seguían pensando en el choque… más por el estilo que por el contenido.Porque, sinceramente… ¿Quién se olvida de alguien…

  • Briseida_novela-romantica-de-Akene-Quick_el-rostro-de-una-mujer-tapado-con-un-velo-de-color-azu
    Briseida, la brisa sobre el agua

    Briseida. Capítulo I

    Era espectacular. Llevaba ya un buen rato subida en el eolovector, y aun así no podía dejar de mirarlo. Su diseño la fascinaba, como todas las invenciones de los áureos. A sus ojos, aquel artefacto parecía un gigantesco cajón suspendido en el aire, ascendiendo lentamente desde Villagris hasta Helios, transportando a los trabajadores gríseos dos veces al día Se inclinó hacia la ventana. Las casas de su aldea se habían vuelto diminutas, como manchas en un tapiz que poco a poco se deshilachaba. El vértigo la atravesó de golpe y, por un instante, pensó que el mundo entero podía desdibujarse allí abajo y desaparecer bajo las nubes. Contuvo el aliento,…

  • Diario de Akene Quick

    Un café para Akene

    Hoy casi pierdo un tren.Y no hablo del tren literal (aunque también estuve a punto de llegar tarde), sino de esa sensación de que la vida se me escapa entre dedos como arena. Pedí un café para llevar y, en vez de apurarme, me quedé mirando cómo el vapor dibujaba pequeñas nubes sobre el vaso de cartón. Fue un instante, apenas unos segundos… pero de esos que te detienen el mundo. Me pregunté qué trenes había dejado escapar antes. Un “sí” que nunca dije. Un “te quiero” que nunca pronuncié. Una puerta que cerré demasiado pronto.El café estaba ardiendo y, de repente, me di cuenta de que lo que más…

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